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Declaración de Barmen de la Iglesia Confesante, Alemania 1934

Actualizado: 29 oct


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Deutsche Christen fue un movimiento religioso promovido por el Nazismo y apoyado por un grupo de clĆ©rigos y feligreses de las iglesias protestantes de Alemania en 1931, quienes propusieron una "fusión" de elementos del cristianismo y del nazismo como forma propia de adhesión a la ideologĆ­a del Tercer Reich. Contra esa iniciativa de desnaturalización de la fe cristiana y de sumisión a una ideologĆ­a totalitaria y racista surgió la Declaración de Bramen, suscrita por las iglesias luteranas de Alemania, —la Iglesia Confesante— , y redactada por el gran teólogo Karl Barth, y remitida expresamente al entonces Canciller, autodenominado Führer, Adolfo Hitler.








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DECLARACIƓN DE BARMEN (1934)


Prólogo

Nosotros, los delegados de iglesias luteranas, reformadas y unidas, de sĆ­nodos libres, de ā€œjornadas de la iglesiaā€ y de ā€œcĆ­rculos parroquialesā€, reunidos para formar la asamblea sinodal confesante de la Iglesia EvangĆ©lica Alemana, declaramos que juntos nos afirmamos sobre la base de la Iglesia EvangĆ©lica Alemana como una federación de las iglesias confesantes alemanas. Lo que nos une es la profesión del Ćŗnico SeƱor de la Iglesia, la cual es una, santa, universal y apostólica. Declaramos pĆŗblicamente delante de todas las iglesias evangĆ©licas de Alemania que la confesión en comĆŗn de esta fe y, por consiguiente la unidad de la Iglesia EvangĆ©lica Alemana, estĆ”n en gravĆ­simo peligro. Siendo miembros de iglesias luteranas, reformadas y unidas, podemos y debemos hoy hablar juntos en esta causa. Precisamente porque queremos ser y permanecer fieles a nuestras diversas confesiones, no podemos callarnos, ya que creemos que en un momento de calamidad e inseguridad comĆŗn, nos ha sido puesta en la boca una palabra en comĆŗn. Encomendamos a Dios lo que esto significarĆ” para la relación entre las iglesias confesionales. Haciendo frente a los errores de los ā€œCristianos Alemanesā€ y del gobierno actual del Reich que causan estragos en las iglesias y tambiĆ©n despedazan la unidad de la Iglesia EvangĆ©lica Alemana, profesamos las siguientes verdades evangĆ©licas:

I. ā€œYo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mĆ­ se puede llegar al Padreā€ (Juan 14,6). ā€œEn verdad les digo, el que no entra por la puerta del aprisco, sino que lo asalta por otro lado, es ladrón y bandido Yo soy la puerta; el que entre por mĆ­, serĆ” salvadoā€ (Juan 10,1.9). ā€œ

Jesucristo, segĆŗn el testimonio que de Ć©l tenemos en la Sagrada Escritura, es la Ćŗnica palabra de Dios. A ella sola debemos escuchar, en ella sola debemos confiar y obedecerla en la vida y en la muerte. ā€ Rechazamos la falsa doctrina segĆŗn la cual, ademĆ”s y junto a esta una y Ćŗnica palabra de Dios, la iglesia podrĆ­a y deberĆ­a admitir como fuente de su proclamación otros acontecimientos y potencias, otras personalidades y otras verdades como si fueran tambiĆ©n revelación de Dios.

II. ā€œPero Dios mismo ha hecho tambiĆ©n que Cristo sea nuestra sabidurĆ­a y que por medio de Cristo seamos puestos en la debida relación con Dios, consagrados a Ć©l y salvadosā€ (1Āŗ Corintios 1,30). ā€œ

AsĆ­ como Jesucristo es la expresión del perdón de Dios de todos nuestros pecados, del mismo modo es Ć©l la expresión del derecho de Dios sobre toda nuestra vida. Por medio de Ć©l experimentamos una gozosa liberación de todas las ataduras ateas de este mundo para un servicio libre y agradecido a todas sus criaturas. ā€ Rechazamos la falsa doctrina segĆŗn la cual habrĆ­a Ć”mbitos en nuestra vida en los cuales no pertenecerĆ­amos a Jesucristo sino a otros soberanos, Ć”mbitos Ć©stos en los cuales no necesitarĆ­amos la justificación por Ć©l realizada.

III. ā€œMĆ”s bien, hablando la verdad en un espĆ­ritu de amor, debemos crecer en todo hacia Cristo, que es la cabeza del cuerpo. Y por Cristo el cuerpo entero se ajusta y se hace unoā€ (Efesios 4,15-Ā­16). ā€œ

La iglesia cristiana es la comunidad de hermanos en la cual Jesucristo actĆŗa como su SeƱor presente en la palabra y los sacramentos por medio del EspĆ­ritu Santo. Ella, como Iglesia de pecadores reconciliados, debe dar testimonio en este mundo pecador, tanto por medio de su fe como por medio de su obediencia, por su mensaje como por su disciplina, de que sólo pertenece a Ć©l, que sólo vive y desea vivir de su consuelo y orientación en la esperanza de su venida. ā€ Rechazamos la falsa doctrina segĆŗn la cual la Iglesia podrĆ­a entregar la expresión concreta de su mensaje y de su estructura a su conveniencia o a la mutación de las convicciones ideológicas y polĆ­ticas reinantes en tal o cual momento."

IV. ā€œComo sabĆ©is, entre los paganos los jefes gobiernan con tiranĆ­a a sus sĆŗbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos. Pero entre vosotros no debe ser asĆ­. Al contrario, el que entre vosotros quiera ser grande, deberĆ” servir a los demĆ”sā€ (Mateo 20,25Ā­-26). ā€œ

Los diferentes ministerios de la Iglesia no son causa del dominio de unos sobre otros, sino el desempeƱo del servicio que le ha sido encomendado y confiado a toda la comunidad eclesial. ā€ Rechazamos la falsa doctrina segĆŗn la cual, aparte de este servicio, la Iglesia tendrĆ­a poder y autoridad para darse o aceptar autoridades especiales dotadas de atributos o de dominio.

V. ā€œReverenciad a Dios, respetad al emperadorā€ (1ĀŖ Pedro 2,17). ā€œ

La Escritura nos dice que, de acuerdo al mandato divino, el Estado tiene el deber de preocuparse conforme al mejor saber y entender humano, y aun con amenaza y aplicación de la fuerza, por el derecho y la paz en este mundo todavĆ­a no redimido, en el que tambiĆ©n se encuentra la Iglesia. La Iglesia reconoce con gratitud y respeto a Dios el beneficio de estas instituciones suyas; rememora el reino de Dios, el mandamiento y la justicia de Dios, y de este modo la responsabilidad de los gobernantes y de los gobernados. ConfĆ­a y obedece la fuerza de la palabra por medio de la cual Dios sostiene todas las cosas. ā€ Rechazamos la falsa doctrina segĆŗn la cual el Estado, por encima de su competencia especĆ­fica, podrĆ­a llegar a ser el orden Ćŗnico y total para la vida humana y por lo tanto pretender cumplir la misión de la iglesia. Rechazamos la falsa doctrina segĆŗn la cual la Iglesia, por encima de su mandato especial, pudiera y debiera apropiarse de la modalidad de las tareas especĆ­ficas y la dignidad del Estado y convertirse asĆ­ ella misma en un órgano estatal"

VI. ā€œYo estarĆ© con vosotros todos los dĆ­as, hasta el fin del mundoā€ (Mateo 28,20). ā€œPero el mensaje de Dios no estĆ” encadenadoā€ (2ĀŖ Timoteo 2,9). ā€œ

La misión de la Iglesia, en la cual se funda su libertad, consiste en proclamar, en lugar de Cristo, o sea, al servicio de su propia palabra y obra, el mensaje de la libre misericordia de Dios a todos los pueblos por medio de la predicación y los sacramentos.ā€ Rechazamos la falsa doctrina segĆŗn la cual la Iglesia, dejĆ”ndose llevar por autosuficiencia humana, podrĆ­a poner la palabra y obra de Jesucristo al servicio de deseos, objetivos y planes arbitrariamente elegidos."

EpĆ­logo

La asamblea sinodal confesante de la Iglesia Evangélica Alemana, declara que ve en el reconocimiento de estas verdades y en el rechazo de aquellas falsas doctrinas, la ineludible base teológica de la Iglesia Evangélica Alemana, como unión de las iglesias confesantes. Ella llama a todas las iglesias que puedan adherirse a su declaración a tener en cuenta en sus decisiones político-­eclesiÔsticas estas razones teológicas. Ruega a todos los que son interpelados a que regresen a la unidad de la fe, del amor y la esperanza.

Barmen, 29 al 31 de mayo de 1934

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